La inflación ha subido en octubre hasta el 1,8%, tres décimas más que en septiembre,
con lo que se rompe la tendencia descendente que comenzó en junio,
cuando estaba por encima del 3%. El Instituto Nacional de Estadística ha
confirmado este jueves el repunte del Índice de Precios al Consumo (IPC), que vincula al encarecimiento de los carburantes y, en menor medida, de la electricidad y el gas.
No obstante, la inflación subyacente —resultado de excluir alimentos frescos y productos energéticos— también ha crecido una décima respecto a septiembre, hasta el 2,5%.
A pesar del repunte de la tasa anual, es necesario remontarse a marzo de 2021 para encontrar una tasa más baja (1,3%), cuando se inició una senda de subidas que llegó a alcanzar el 10,8% en el verano de 2022, como consecuencia de la guerra en Ucrania. En esos tres años de alzas, solo junio de 2023 bajó por debajo del 2%.
Sube el precio de la energía, tanto en vivienda como en transportes
La subida del 1,8% respecto a octubre del año pasado está vinculada con el aumento del precio de la energía, que se refleja en dos grupos: la vivienda y el transporte. El IPC del primero ha subido en el 4,2%, esto es, 1,3 puntos más que en septiembre, un repunte que se debe mayoritariamente al encarecimiento de la electricidad y el gas en octubre de este año, frente a la bajada del mismo mes de 2023.
La tasa anual de los precios del transporte ha crecido, por su parte, nueve décimas, hasta el -3%. De nuevo, la contribución al índice general se debe a que en octubre del año pasado bajaron los precios de los carburantes para vehículos personales.
Con todo, comparando la variación anual de los últimos octubres, se observa también que es el mejor dato del décimo mes del año desde 2020, cuando en medio de las circunstancias excepcionales de la pandemia se registró una tasa negativa. En los cinco años previos a la crisis sanitaria, solo en 2018 se anotó una inflación superior en octubre.
Finalmente, la tasa de variación mensual del IPC registra también un aumento del 0,6%, debido sobre todo a los repuntes en vestido y calzado (con una variación del 8,5%, habitual al comienzo de la temporada de otoño-invierno) y los alimentos y bebidas alcohólicas (del 1,4%, debido al encarecimiento de frutas, legumbres y hortalizas).
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